Qué puede hacer el BCE para activar el crédito a pymes

May 28, 2013 | Sin categoría

[pullquote align=»left»]• El incentivo de las titulizaciones como colateral tendría un efecto limitado • El BCE aplica un recorte en la valoración del 16% al aceptar titulizaciones a cambio de liquidez[/pullquote] Publicada en el diario Cinco Días. 28 de mayo de 2013. El conjunto de todas las instituciones europeas ha mostrado en algún momento durante los […]

[pullquote align=»left»]• El incentivo de las titulizaciones como colateral tendría un efecto limitado
• El BCE aplica un recorte en la valoración del 16% al aceptar titulizaciones a cambio de liquidez[/pullquote]

Publicada en el diario Cinco Días. 28 de mayo de 2013. El conjunto de todas las instituciones europeas ha mostrado en algún momento durante los últimos meses su inquietud por la escasez de financiación al tejido productivo de la economía española. Dentro de la visita que desarrolla estos días en nuestro país, la troika ha sido la última en advertir sobre un fenómeno que está ahogando a las pymes españolas, a pesar de que sus integrantes –Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional y Comisión Europea– hayan sido también los grandes defensores de la reducción del balance y los riesgos del sistema financiero español, lo que conduce inevitablemente a restringir el crédito.

La banca española ya está recapitalizada y blindada de liquidez, sin embargo la purga de los excesos cometidos durante los años del boom inmobiliario continúa, con una sequía de crédito que incluso ha llamado recientemente la atención del Banco de España, que en su último Informe de estabilidad financiera reclamaba al sector la concesión de financiación al menos a las empresas solventes. “El proceso de desapalancamiento habría de ser compatible con el flujo de financiación hacia aquellas actividades productivas rentables”, apuntaba.

El Banco Central Europeo es ahora la institución hacia la que se dirigen todas las expectativaspara una verdadera reactivación del crédito que acabe con la denominada fragmentación financiera, por la que las condiciones en las que se financian las empresas europeas distan mucho de un país a otro de la zona euro. Por ejemplo, y teniendo en cuenta las dispares condiciones en que se financian por países las instituciones bancarias europeas, una pyme alemana consigue crédito por un importe de 250.000 euros a un interés del 4,4%, mientras que una española debe pagar el 5,62%, según explicaba recientemente el presidente de Banco Popular, Ángel Ron.

El presidente del BCE, Mario Draghi, ya avanzó que la institución estudia fórmulas con las que facilitar que el crédito fluya hacia las pymes, en especial las de la periferia europea, a la vista de que las inyecciones de liquidez no son incentivos suficientes. Y esas fórmulas, aún por concretar, se reducen básicamente a dos opciones: el fomento del uso de fondos de titulización de créditos a pymes como colateral con el que obtener liquidez o la compra directa de esos activos, denominados ABS o asset back securities.

La banca logra su liquidez del BCE a cambio de ofrecer activos en garantía. La institución aplica, eso sí, recortes de valoración en función del riesgo que entrañen esos activos y en el caso de los ABS, que se incluyen dentro de la categoría de activos con un rating igual o inferior a A-, son del 16%. Un descuento inferior ayudaría a mejorar la liquidez de la banca mediante la aceptación de esos paquetes de crédito a pymes.

Sin embargo, tal y como ya ha advertido el alemán Jörg Asmussen, miembro del comité ejecutivo del BCE, la liquidez no es el obstáculo para el crédito sino los problemas de solvencia y las mayores exigencias de recursos propios. En este sentido, según apuntan desde Ahorro Corporación, la compra directa de ABS podría ser más efectiva. De un lado, se libera a la entidad de un activo en balance, si bien esa adquisición se haría con ciertas limitaciones, de modo que el BCE no asumiera riesgos excesivos en su cartera. Esta fórmula “podría ser más efectiva en la medida en que se compraran los tramos equity de las titulizaciones de créditos a empresas, que son los que más recursos propios consumen a la vez que absorben las primeras pérdidas si se produjeran”, añade Ahorro. Es decir, los tramos con activos de peor calidad dentro de las titulizaciones.

Esta opción entraña sin embargo un mayor compromiso por parte del BCE, por los riesgos que asumiría. “Se podría implantar a través de otras instituciones europeas, como por ejemplo el Banco Europeo de Inversiones”, apunta Ahorro. Aunque esto exija el acuerdo de los socios europeos y entre en el espinoso terreno de la política, donde Alemania marca la pauta.

Hasta mil millones desde Alemania
En su disposición a activar fórmulas para estimular el crédito a las pequeñas y medianas empresas, el BCE también reconoció que busca el apoyo de las instituciones financieras tanto europeas como nacionales, un terreno donde tanto el Banco Europeo de Inversiones como el Instituto Nacional de Crédito (ICO) pueden jugar un importante papel. Y en el que el ICO alemán, el llamado Banco para la Reestructuración (KfW), también se apresta a colaborar.

Su implicación en la financiación de las pymes españolas quedó acordada en el encuentro que mantuvieron hace tres semanas en Loja los titulares de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, y de Economía español, Luis de Guindos. Y el KfW podría conceder préstamos a las pymes españolas por entre 800 y 1.000 millones de euros, si bien aún se negocian las condiciones, según recoge Efe. Fuentes del ICO explican que este préstamo se enmarca en las líneas habituales de financiación de la institución, que por un lado se nutre de las emisiones que realiza en el mercado y, por otro, de préstamos de instituciones, bancos centrales y organizaciones multilaterales, como son el BEI y el propio KfW. Estas fuentes añaden, aun así, que la financiación que concediera la institución alemana no será de carácter inminente y está todavía sujeta a cuestiones técnicas.

Los ministerios de Finanzas y Economía alemanes deben consensuar el proyecto y luego enviarlo a la comisión parlamentaria de presupuesto para que la apruebe. Algunos observadores internacionales apuntan que estos trámites podrían demorarse hasta más allá de finales de julio, cuando se disuelva el Bundestag (cámara baja alemana) ante las elecciones generales del 22 de septiembre.

 

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