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La nueva estrategia de comisiones en cajeros automáticos ha favorecido algo que el sector financiero lleva décadas persiguiendo: por vez primera el dinero de plástico se utiliza más para pagar en las tiendas que para sacar efectivo. Las compras abonadas directamente con estos dispositivos ascendieron a 27.816 millones de euros en el primer trimestres, excediendo en un 4,5% a los 26.603 millones extraídos en cash de los terminales.
El hábito de acudir al cajero para sufragar productos o servicios en metálico está arraigado en España, mucho más que en otros países vecinos. Una circunstancia que ha dificultado la penetración de las tarjetas como medio finalista de pago pese a los esfuerzos desplegados por las entidades para incentivarlas ofreciendo incluso descuentos por uso o puntos redimibles por viajes, artículos gourmet o caprichos de decoración, vestuario o regalos.
El auge del comercio electrónico y el acceso a los plásticos de generaciones habituadas a los dispositivos tecnológicos ayuda a diluir esta pertinaz costumbre. Pero la decisión de aplicar entre 0,45 y 2 euros a los no clientes de las máquinas se ha convertido en el catalizador para acelerar la inflexión.